Un requisito esencial para heredar el Reino
“Os advierto, como ya antes os advertí, que los que se entregan a estas cosas no heredarán el Reino de Dios”.
“La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de los Cielos” (I Corintios 15, 50). En consecuencia, para recibir el Reino debes privarte de la carne y de la sangre, es decir, perseverar en una forma de vida tal que parezca que ni la carne ni la sangre existen. A esto se llega con la perfecta renuncia a las cosas del cuerpo y de la sangre. “Las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno, idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras, litigios, divisiones, partidismos, envidias, homicidios, borracheras, comilonas y cosas semejantes a éstas”. Luego de hacer esta enumeración, el Apóstol agrega: “Os advierto, como ya antes os advertí, que los que se entregan a estas cosas no heredarán el Reino de Dios” (Gálatas 5, 19-21). ¡El que tenga oídos para oír, que oiga!
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, pp. 50-51)