Palabras de espiritualidad

Un santo peregrino que practicaba la ascesis más dura con el corazón contento

  • Foto: Doxologia

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Quienes lo veían pasar, no podían sino glorificar a Dios. Decían los sacerdotes que lo conocieron y también muchas más personas, que el anciano Jorge jamás cayó enfermo, porque la Gracia Divina estaba con él.

Además de la oración y la caridad, el anciano Jorge (Gheorghe) Lazăr practicaba un gran sacrificio con su propio cuerpo, con el cual superaba a todos los demás. En verano y en invierno caminaba descalzo y casi sin abrigarse, indiferentemente de las condiciones climáticas. En invierno le salía vapor de la cabeza, y la nieve y el hielo se derretían bajo las plantas de sus pies, cosa que llenaba de amiración a las personas que lo veían pasar, quienes no podían sino glorificar a Dios. Decían los sacerdotes que lo conocieron y también muchas más personas, que el anciano Jorge jamás cayó enfermo, porque la Gracia Divina estaba con él.

Cuando vivía en Transilvania, una vez caminó descalzo a través de los Cárpatos, hasta llegar a la skete Peştera Ialomicioarei. Ahí, viendo que la iglesia no tenía calefacción, le dijo al higúmeno: 

—¿Cómo hacen para resistir en esta iglesia, sin tener una fuente de calor? 

—Lamentablemente, no tenemos dinero para instalar una estufa —respondió el monje.

Entonces, el anciano Jorge compró una estufa de terracota en una ciudad cercana y la llevó a la skete.

Una vez, los vecinos de una aldea lo vieron pasar, caminando descalzo en los gélidos días de invierno. Algunos de ellos se le acercaron, y le preguntaron: 

—¿Quiere que le compremos unas botas? 

—No se preocupen, queridos hermanos, ¡mis pies están más calientes que los de ustedes! —fue su respuesta.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie BălanPatericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, pp. 499-500)