Un símil para entender qué es el pecado
Si te opones al pecado desde sus albores, fácilmente podrás librarte de su amarga tiranía.
El pecado es como tomar un clavo grande y, valiéndote de un martillo, empezar a insertarlo en un trozo de madera seca. Si le das un golpecito, dos o tres, todavía podrás sacarlo sin mayor esfuerzo. Si lo golpeas con fuerza y logras que entre hasta la mitad, será más difícil sacarlo. Y si lo insertas por completo, para sacarlo tendrás que partir la madera.
Aquel que, gracias al temor de Dios, espabila cuando se halla en los primeros niveles del pecado, se arma con la oposición de la mente y con la santa “Oración del corazón”. Así, si te opones al pecado desde sus albores, fácilmente podrás librarte de su amarga tiranía.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 181)