Un trono real para Cristo
¡Cada vez que empezamos a orar, nuestro Señor Jesucristo está a nuestro lado! ¡Cada vez que leemos la Santa Escritura, leemos la carta de amor que Dios nos ha enviado a todos!
Desde hace más de dos mil años, tenemos aquí, con nosotros, el Ícono, la Imagen de Dios, a Jesucristo, a quien millones de personas han visto en miles de íconos. ¡Pero no solamente en íconos, sino también en los altares de todas las iglesias, bajo la forma Eucarística, es decir, en Su Cuerpo y Sangre, con los que comulgamos desde hace tanto tiempo!
¡Cada vez que empezamos a orar, nuestro Señor Jesucristo está a nuestro lado! ¡Cada vez que leemos la Santa Escritura, leemos la carta de amor que Dios nos ha enviado a todos! ¡Cada vez que nos confesamos y comulgamos con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, no solamente lo vemos con la imagen que concuerda con nuestra capacidad de percepción, sino que, más que cualquier otra cosa en este mundo, Él, nuestro Señor, hace de nuestro ser un trono real!
(Traducido de: PS Calinic Argatu, Episcop al Argeșului și Muscelului, Veșnicia de zi cu zi, Editura Curtea Veche, București, 2006, p. 11)