Un vientre lleno...
Un vientre lleno ahoga la fe y el temor de Dios, porque impide que nos interese orar y presentarle al Señor nuestro agradecimiento y nuestras alabanzas.
¡Qué terrible es que tu mente se regodee tanto pensando en comidas y bebidas, en banquetes y agasajos!
Un vientre lleno ahoga la fe y el temor de Dios, porque impide que nos interese orar y presentarle al Señor nuestro agradecimiento y nuestras alabanzas. Un corazón ahíto le vuelve la espalda a Dios, se hace insensible y se endurece como la piedra.
Por eso es que nuestro Señor nos previene de comer y beber en desmesura, porque: “aquel día (el de la muerte) vendrá sobre vosotros de improviso” (Lucas 21, 34). Ese día podría venir pronto, debido a que hemos enfadado al Señor con la forma tan licenciosa y estéril con que pasamos el tiempo, comiendo y bebiendo.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, 2005, p. 323)