Una brevísima referencia histórica sobre el origen de los íconos
La Madre del Señor fue pintada por el Santo Evangelista Lucas. El ícono se llama “Consejera” y es la representación más antigua de la Madre del Señor.
Los íconos cristianos más antiguos fueron: el Santo Paño de Verónica y el Ícono que el Señor le envió a Avgar. Este último tenía la inscripción. “Dios de Dios, milagro divino”. Estos dos santos íconos sirvieron de modelo para el rostro del Señor en todos los tiempos. También se sabe que en Roma hay un ícono del Señor descubierto en el tronco de un árbol, cuyo origen se data a finales del siglo I. Es el rostro del dolor del Señor.
La Madre del Señor fue pintada por el Santo Evangelista Lucas. El ícono se llama “Consejera” y es la representación más antigua de la Madre del Señor. En la tradición ortodoxa se dice que el pintor, por no atreverse a mirar a los ojos a la Madre del Señor, dejó sin terminar esa parte del rostro de la Virgen. Una respetuosa vergüenza le impedía pintar los ojos de la Madre del Señor. Así, dejó a un lado el retrato inconcluso, convencido de que nunca podría terminarlo. Pero, al día siguiente, la Virgen le dijo: “Hijo mío, tráeme el retrato que hiciste”. Y él, tomando el ícono en sus manos, vio que los ojos, milagrosamente, estaban perfectamente pintados en el lienzo, con una de las más bellas expresiones posibles.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Lupta duhovniceasca cu lumea, trupul şi diavolul, ediție revizuită, Editura Agaton, Făgăraș, 2009, pp. 109-110)