Una exhortación a valorar el “ahora”, como el tiempo para labrar nuestra salvación
Si pierdes la eternidad, pierdes a Dios, a la Madre del Señor, a todos los santos, a los ángeles; es renunciar a todo por tu falta de fe o al cometer actos reprochables ante tu Creador.
Es bueno y provechoso para nuestra alma que meditemos, que pensemos profundamente en todo el bien ha hecho el amor de Dios por nosotros, los hombres. No hay nada del plan de Dios para la salvación de la humanidad que haya quedado sin realizar.
Perder la salvación significa haber perdido todo. Si pierdes la eternidad, pierdes a Dios, a la Madre del Señor, a todos los santos, a los ángeles; es renunciar a todo por tu falta de fe o al cometer actos reprochables ante tu Creador.
El hombre debe pensar todo el tiempo que la vida no es un juguete. Es una medida de años que Dios nos concede para que cada uno trabaje su salvación. Si no sabemos apreciar este tiempo, el ahora, no ganaremos nada. En este tiempo, el ahora, nos hacemos con la eternidad, con la felicidad eterna.
(Traducido de la transcripción de una entrevista realizada para TRINITAS con el padre Simeón Zaharia en abril de 2016)