Una forma de pedir a Dios
El Señor te ofrece como motivo de vida Su muerte y Su Resurrección. ¡Y, entonces, todo lo demás deja de importarte! Este es el único chantaje que le puedes aplicar a Dios: “¡Señor, yo deseo hacer Tu voluntad!”.
El padre S. Bastovoi decía que a Dios le agrada que lo “chantajeemos”. Entonces, ¿es bueno decir: “Señor, no comeré más, mientras no me ayudes a obtener un diez en el examen”?
—No, yo digo que se le puede “chantajear” así: “Señor, voy a ayunar como pueda, hasta que, aunque no obtenga un diez, sienta que fuiste Tú quien me dio la nota de mi examen”. O: “Señor, permíteme chantajearte de la siguiente manera: hazme uno de los Tuyos y yo seré uno de los Tuyos, siempre, entre los demás”. Y entonces, ¡¿para qué te servirán las notas?!
Cuando Dios te alza con Su “electromagneto”, te saca de entre todas las limaduras que te rodean, las limaduras de los sabihondos, los iluminados, los jactanciosos. Cuando te saca de ahí, te ofrece como motivo de vida Su muerte y Su Resurrección. ¡Y, entonces, todo lo demás deja de importarte! Este es el único chantaje que le puedes aplicar a Dios: “¡Señor, yo deseo hacer Tu voluntad!”. (Beato Gerónimo el Griego).
(Traducido de: Părintele Constantin Necula, Creștinism de vacanță, Editura Agnos, Sibiu, 2011, pp. 122-123)