Palabras de espiritualidad

Una invitación a asumir la vida como es y enfrentarla con valor

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

He aprendido que la vida es dura para todos, que los problemas no pueden ser evitados, y que solamente enfrentándolos es como crecemos en nuestra dignidad de humanos.

Gracias al sufrimiento, he aprendido, por ejemplo, a no aferrarme tanto a las cosas y a las personas (incluso a mi pareja, mis hijos y mis padres), aunque su presencia me llene de felicidad.

Todo pasa.

Todos venimos al mundo sin nada, y sin nada nos iremos de él. No importará, entonces, más que el hecho de haber sabido realizar el viaje para el cual nacimos. Y, como digo siempre, tenemos que aprender a no preguntarnos tanto: “¿Por qué a mí?”, para sustituirlo con un “¿Qué me quieres decir, Señor, con esto que me está pasando?”.

He aprendido que la vida es dura para todos, que los problemas no pueden ser evitados, y que solamente enfrentándolos es como crecemos en nuestra dignidad de humanos.

He aprendido que solamente en los momentos más difíciles se conoce la verdadera naturaleza del hombre. y que la verdadera responsabilidad de un ser humano radica en su capacidad de asumir su propio sufrimiento.

(Traducido de: Valerio Albisetti, Să râdem cu inima – o metodă simplă pentru a trăi mai senin, traducere de Luminița Cosma, Editura Pauline, București, 2004, p. 45)