Una juventud dedicada al Señor
Toda la juventud femenina que asiste con frecuencia a la iglesia, le presenta a nuestro Señor la fragante mirra de su fervor en la práctica de las virtudes, la compasión con los que sufren y la obediencia a su padre espiritual.
Las niñas y las jóvenes ofrecen a Cristo la mirra de su vida en pureza, oración y obediencia a sus progenitores. En general, toda la juventud femenina que asiste con frecuencia a la iglesia, le presenta a nuestro Señor la fragante mirra de su fervor en la práctica de las virtudes, la compasión con los que sufren y la obediencia a su padre espiritual.
Las mamás cristianas presentan a nuestro Señor Jesucristo la más preciosa mirra cristiana, es decir, el nacimiento, la crianza y la educación de sus hijos e hijas en el temor de Dios. Y las mádres más grandes, las abuelitas y las viudas que visitan la iglesia asiduamente, presentan a Dios la mirra de sus lágrimas y oraciones, y guardan con santidad la devoción ortodoxa que hemos heredado de nuestros ancestros.
(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Ne vorbește Părintele Sofian (Boghiu), Editura Episcopiei Romanului, Roman, 1997)