Una lección de humildad. Un episodio en la vida del stárets Caralampio el Dionisiato
En lo que a mí respecta, tuve que reconocer que, en verdad, el stárets me había dado una buena lección.
Después de mudarnos a la Nueva Skete, comenzamos a construir algunas celdas. El padre stárets Caralampio, con el consejo de los demás sacerdotes del monasterio, decidió ordenar una gran cantidad de materiales de construcción, lo cual, lógicamente, suponía un enorme gasto para la austera economía de nuestra comunidad. El problema es que a mí no me consultaron nada. Entonces, guiado por mi experiencia en el mundo, especialmente en lo que respecta a los asuntos de la construcción, pensé que aquel gasto era sencillamente un desperdicio. Por eso, fui a buscar al stárets para hacerle ver el gran error que estaba a punto de cometer. Pero ¿qué creen que sucedió? Que el padre stárets empezó a reñirme con dureza, para después echarme de su celda como si fuera un triste perro. Salí de la celda del stárets con la cabeza gacha, pero sin cambiar mis pensamientos, porque me dije: “¡Bien! ¡Le agradezco la riña, padre, pero ya veremos mañana, cuando tenga que lamentarse por haber malgastado ese dinero! ¡Entonces se sabrá quién tenía la razón! ¡Ya hablaremos mañana!”.
Y, ciertamente, volvimos a hablar de ello, pero fui yo quien tuvo que pagar un alto precio. Después de que llevaron todos esos materiales de construcción y se comprobó que no eran útiles para lo que se quería construir —tal como lo había previsto yo—, tuvimos que cargarlos y almacenarlos en una bodega. Sin embargo, a los pocos días tuvimos que volver a sacarlos, para utilizarlos en otra edificación… ¡y nos alcanzaron exactamente para lo que queríamos, como si los hubiéramos ordenado específicamente para ello! En lo que a mí respecta, tuve que reconocer que, en verdad, el stárets me había dado una buena lección.
(Traducido de: Monahul Iosif Dionisiatul, Starețul Haralambie – Dascălul rugăciunii minții, traducere și editare de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2005, pp. 52-53)