Palabras de espiritualidad

Una mente juiciosa es incapaz de condenar a su semejante

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cuando hagamos todo esto, la Gracia de Dios nos fortalecerá y se llevará todo el mal que haya en nosotros, y viviremos como auténticos monjes.

Cada persona tiene su propio mundo y a cada uno lo juzgará Dios. Hoy, nosotros juzgamos de una forma, pero no sabemos cómo lo hará Él. Nosotros lo que hacemos es que asumimos el juicio de Dios, caemos en el engaño del maligno y decimos: “¡Yo jamás haría algo así!”, viendo la falta del otro. O: “¡Nunca en mi vida hice algo semejante!”, “¡Esa persona no es como yo!”, etc. Sin embargo, sí que lo hacemos. Muchos grandes santos cayeron en dicho engaño. Por eso, es nuestro deber mantener la mente lúcida y aceptar todo lo que Dios permita para con nosotros. Postrémonos ante el Trono de Dios y de la Madre del Señor. Cuando hagamos todo esto, la Gracia de Dios nos fortalecerá y se llevará todo el mal que haya en nosotros, y viviremos como auténticos monjes.

(Traducido de: Stareța Macrina VassopoulosCuvinte din inimă, Editura Evanghelismos, pp. 147-148)