Una pareja sin mancha
San Joaquín y Santa Ana son la pareja más pura que ha existido jamás. No tenían ninguna inclinación a lo carnal.
Desde muy pequeño, siempre sentí una especial devoción por San Joaquín y Santa Ana. Recuerdo haberle dicho a varias personas, que, cuando me hiciera monje, me gustaría recibir el nombre de “Joaquín”. ¡Cuántas veces me ayudaron! San Joaquín y Santa Ana son la pareja más pura que ha existido jamás. No tenían ninguna inclinación a lo carnal.
Así fue como Dios creó al hombre, y así, sin mancha, hubiese querido que nacieran los hombres. Pero, después de la caída (de Adán y Eva), el pecado entró en la relación entre hombre y mujer. Por esta razón, una vez surgió una pareja sin mancha —del mismo modo en que Dios creó al hombre y deseaba que se multiplicara la humanidad—, nació la Madre del Señor, esta purísima criatura, en cuyo vientre habría de encarnarse Cristo. A veces pienso que Cristo habría venido antes al mundo, si hubiera existido una sola pareja sin mancha, como la formada por San Joaquín y Santa Ana.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 63-64)