Algunas veces, la pereza acomete incluso a aquellos que se esfuerzan en la devoción, y cuando estos yerran, no pocas veces los somete. Para apartar esta pasión, los Santos Padres nos recomiendan cultivar el recuerdo de la muerte, de los tormentos eternos y de la felicidad de los justos, dejándonos guiar por la humildad. Verdaderamente, la humildad, al atraer sobre nosotros la misericordia de Dios, nos puede librar totalmente de la esclavitud de la pereza.

(Traducido de: Ne vorbesc Stareții de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 85)