Utilizando nuestras capacidades artísticas para exaltar a Dios
Si esa capacidad creadora es dedicada a Dios, si el artista pone su esfuerzo al servicio de los demás, si promueve ideales espirituales altos, su obra puede ayudar a su propia salvación y a la de miles de personas a su alrededor.
El artista, el compositor, el escritor y el representante de cualquier otra profesión creadora pueden, por medio de su destreza artística, glorificar al Señor.
Si esa capacidad creadora es dedicada a Dios, si el artista pone su esfuerzo al servicio de los demás, si promueve ideales espirituales altos, su obra puede ayudar a su propia salvación y a la de miles de personas a su alrededor.
Si, al contrario, el propósito de su fuerza creadora es el de afirmar el “yo” de alguien, si el proceso creador es dominado por intenciones egoístas o mercantiles, si el artista, por medio de su arte, proclama valores anti-espirituales, en contra de Dios o en contra de la humanidad, entonces su obra puede resultar destructiva tanto para él mismo como para quienes le rodean.
(Traducido de: Mitropolitul Ilarion Alfeiev, Cântul inimii – puterea cuvântului şi a muzicii, traducere de Laura Mărcean și Olga Bersan, Editura Sophia, Bucureşti, 2012, pp. 15-16)