¡Vivamos como si realmente tuviéramos amor!
Hay períodos importantes en los que se nos ofrece la oportunidad de dar testimonio de la perseverancia de nuestro amor por Cristo.
Un día, un peregrino que vino al Monte Athos visitó a varios stárets para preguntarles: “¿Qué es lo más importante en nuestra vida?”. Y cada vez recibió la misma respuesta: “El amor divino: amar a Dios y a nuestro prójimo”. Pero él replicó: “No siento amor ni por la oración, ni por Dios, ni por mis semejantes. ¿Qué puedo hacer?”. Entonces decidió: “Viviré de tal forma como si realmente sintiera ese amor”. Treinta años más tarde, el Espíritu Santo le dio el don del amor.
Inevitablemente, serán horas, semanas, años, en los que viviremos sin sentir la acción del Espíritu Santo en nosotros. Hay períodos importantes en los que se nos ofrece la oportunidad de dar testimonio de la perseverancia de nuestro amor por Cristo.
Aunque no percibamos la acción de la Gracia, debemos vivir como si el Espíritu Santo estuviera ya en nuestro interior. El stárets Siluano sostenía que si guardamos con celo los mandamientos de Dios, vendrá un momento en el que la Gracia se nos revelará y se quedará para siempre con nosotros. Es inútil apresurarnos. Se sabe que muchos padres del Monte Athos no recibieron la Gracia ni conocieron a Dios sino después de unos cuarenta años de esfuerzo, o incluso justo antes de morir.
(Traducido de: Arhimandrit Sofronie Saharov, Din viaţă şi din Duh - aforisme duhovniceşti)