¡Vivan el misterio de la lucha en la vida espiritual, en paz y sin agitación!
Cuando pierdan la gracia divina, no hagan nada. Sigan con su vida y su lucha en paz, simplemente, sin agitación, hasta que nuevamente vengan el amor, el afecto y la añoranza encendida por Cristo. Entonces todo estará bien.
Luchen así en la vida espiritual: con simpleza, en paz, sin grandes trabajos. Esta la más santa forma de la vida espiritual y no es posible aprenderla así, de memoria. Debe penetrar silenciosamente en tu interior, de tal forma que tu alma abrace la gracia de Dios. Sin embargo, cuando con más ahínco queremos alcanzarla, viene el astuto y se nos atraviesa en el camino. Entonces pongamos en práctica aquello de “que tu izquierda no sepa lo que hace tu derecha” (Mateo 6, 3). Recuerda: mientras más insistente seas, mientras más quieras forzar la lucha espiritual, sus frutos no vendrán. Lo hará “el día en que nadie la espera y en el momento que nadie sabe”. (Mateo 24, 50; Lucas 12, 46). He aquí un misterio que no puedo explicarles. Así me sucedió a mí en Patmos.
Cuando pierdan la gracia divina, no hagan nada. Sigan con su vida y su lucha en paz, simplemente, sin agitación, hasta que nuevamente vengan el amor, el afecto y la añoranza encendida por Cristo. Entonces todo estará bien. Entonces la gracias los llenará y ustedes se alegrarán. Otro misterio son los oficios litúrgicos: participen de ellos y la gracia de Dios vendrá a ustedes calladamente.
(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, p. 202)