Palabras de espiritualidad

Vivimos a oscuras, ¡busquemos la Luz!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El mundo es obra de Dios. Él ilumina este mundo con Su luz no-creada. Dios es, Él Mismo, luz. 

Muchas veces les he pedido que se dediquen al estudio de la Santa Escritura, los Salmos y los escritos patrísticos. Esto es algo que hay que hacer con mucho amor. Aprendamos, hermanos, a buscar en el diccionario cada palabra y también a leer correctamente, con claridad y con toda atención. Estudiemos, las veces que sea necesario, algún pasaje, alguna palabra que aparezca en la Biblia, como, por ejemplo, la palabra “simplicidad”. La luz de Cristo vendrá entonces a nuestras almas. Con esto se cumplirá lo que dice el Evangelista Mateo: “El pueblo que se hallaba entre tinieblas vio una gran luz” (Mateo 4, 16).

Esta luz es la luz no-creada de Cristo. Si obtenemos dicha luz, conoceremos la Verdad. Y la Verdad es Dios. Dios lo conoce todo. Para él, todo es conocido, luminoso. El mundo es obra de Dios. Él ilumina este mundo con Su luz no-creada. Dios es, Él Mismo, luz. Es luz, porque se conoce a Sí Mismo. Nosotros no nos conocemos a nosotros mismos, por eso estamos en la oscuridad. Cuando dejamos que la luz nos envuelva, participamos de Dios. Si esto no ocurre, tenemos otras luces, miles de ellas, pero no tenemos la Luz. Cuando estamos unidos a Él, Cristo nos hace luminosos. Nos da esa inmensa Luz a cada uno de nosotros. Lo que tenemos que hacer es recibirla. Y entonces obtendremos también una fe más profunda.

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, pp. 236-237)

Leer otros artículos sobre el tema: