¿Y si el roble diera calabazas en vez de bellotas?
Así de agradable es el camino del Señor para nuestra alma.
Relataba el padre Lázaro, quien fuera capitán: «Cierto día, un campesino se fue al bosque a cortar un poco de leña. Luego de un buen rato trabajando, se tendió bajo la sombra de un robusto roble para descansar un poco. Así, sin nada más que hacer, dirigió su mirada al follaje del roble y vio que el árbol estaba lleno de grandes bellotas. Entonces, pensó: “¿No habría sido mejor que. en vez de bellotas, este árbol diera calabazas?”. Ni bien había terminado de pensar esto, cuando una pesada bellota le cayó justo sobre la boca, lastimándole con fuerza. Admirado, el hombre se respondió a sí mismo: “¡He pecado, Señor, con mi mente! ¡En verdad, es mejor que este árbol dé bellotas y no calabazas! ¡Si me hubiera caído una calabaza, seguramente me habría matado!”».
Usualmente juzgamos los actos de Dios de esa misma manera, en vez de entregarnos a Su voluntad. Aquel que se abandona a Su santa voluntad, encuentra sosiego para su vida. Por el contrario, quien se atormenta tratando de entenderlo todo, es un inexperto en lo que respecta a la vida espiritual. Para conocer la voluntad de Dios, el hombre debe someterse a ella, y entonces el Señor le guiará con Su Gracia y su vida será más simple. Aunque el individuo sea pobre o esté enfermo, se sentirá feliz en su alma, porque espiritual y mentalmente estará sano, y será capaz de ver al Señor con sus pensamientos, amándolo con toda la sencillez de su alma. Cuando esto ocurre, por a su amor a Dios el hombre hasta se olvida del mundo, y si lo recuerda, el amor a Dios le enseña a orar por todos, hasta llegar al llanto. Así de agradable es el camino del Señor para nuestra alma.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 253)