¡No! Aunque ayunes, aunque duermas en el suelo y llores cada día de tu vida, si nada de eso es de provecho para tu semejante, no estarás haciendo nada.

Por medio de Moisés muchos prodigios tuvieron lugar. Pero ninguno de ellos fue tan grande como su clamor a Dios por el perdón de los israelitas, quienes habían caído en el terrible pecado de la idolatría. “Con todo, si te dignas perdonar su pecado..., y si no, bórrame del libro que has escrito” (Éxodo 32, 32).

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, p. 198)