¡Alegrémonos por tener al Señor!
No a todas las almas viene alegría por parte de Dios, sino sólo a quienes lloran por sus pecados con suspiros y profunda vergüenza, cual si estuvieran por morir.
La palabra “alegría”, común en la Escritura, manifiesta un estado jubiloso del alma, que se observa en quienes son dignos de ese regocijo. Alégrense, justos, en el Señor, no sólo cuando todo les salga bien en sus heredades, ni cuando estén sanos, ni cuando sus terrenos se llenen con toda clase de frutos, sino que alégrense porque lo tienen a Él, porque tienen semejante belleza, semejante bondad, semejante sabiduría.
No a todas las almas viene alegría por parte de Dios, sino sólo a quienes lloran por sus pecados con suspiros y profunda vergüenza, cual si estuvieran por morir. En verdad, solamente ese llanto puede transformarse en verdadera alegría.
(Traducido de: Sf. Vasile cel Mare, Omilii la Psalmi, omilia la Psalmul XXXII, p. 246 și omilia la Psalmul XXIX, p. 244, în col. PSB, vol. 17)