Cada uno puede ayudar a que los demás se salven
Mientras más cristianos verdaderos haya en el mundo, o en una ciudad, o en un pueblo, menos infortunios azotarán a dicho lugar, como guerras, terremotos, hambrunas, etc.
Mientras más cristianos verdaderos haya en el mundo, o en una ciudad, o en un pueblo, menos infortunios azotarán a dicho lugar, como guerras, terremotos, hambrunas, etc. Pero, si en un país, o en una ciudad, o en un poblado, disminuye el núermo de cristianos verdaderos, más fuerte será el castigo de Dios para con ese lugar. Un día, un santo se preguntó: “¿Puede un hombre salvar a una ciudad entera?”. “Sí, puede”, respondió Él. Ahí está el ejemplo de profeta David. Porque esto es lo que dice Dios: “Por David, Mi siervo, no destruiré la ciudad de Jerusalén”.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 11)