Palabras de espiritualidad

Allanando el camino a la oración

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Nombre de Jesús santifica la boca, la mente y el corazón. Esta es la razón por la cual el demonio se desvive por detener o distraer nuestra oración con distintas preocupaciones, actividades y necesidades.

Con la lectura y los diálogos espirituales, golpeas al maligno en la cabeza, en los pies, en las manos. Pero, con la oración de la mente, lo golpeas directamente en el corazón; por eso reacciona con tanta ferocidad. El Nombre de Jesús santifica la boca, la mente y el corazón. Esta es la razón por la cual el demonio se desvive por detener o distraer nuestra oración con distintas preocupaciones, actividades y necesidades. Para decirlo de otra manera, si sujetamos al “dueño” de la casa, será más fácil trabajar en ella. Por eso, tenemos que esforzarnos en echar de nuestra mente cualquier figuración, cualquier cosa. Al orar, nada más tiene que ocupar nuestra mente, nada terrenal tiene que llenar nuestros pensamientos.

(Traducido de: Părintele Efrem AthonitulDespre credință și mântuire, tradusă de Cristian Spătărelu, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 14)