Amar mucho y bellamente
No puedes acoger a Cristo, si no amas a aquellos que lo tienen en su interior, si tu corazón no se convierte en un pequeño “Cielo” del amor.
¡Amémonos verdaderamente los unos a los otros!
Intentemos amar a todo el mundo, incluso a aquellos que son considerados malos.
Amemos, amemos mucho, y amemos bellamente.
Amemos la herida, y también a quien nos la causó.
Sepamos “robarnos” a Cristo de nuestros enemigos. Él se halla escondido en quienes se oponen a nosotros. No puedes acoger a Cristo, si no amas a aquellos que lo tienen en su interior, si tu corazón no se convierte en un pequeño “Cielo” del amor. A Cristo le debemos los primeros frutos de todas las cosas, ¡pero especialmente los primeros frutos del amor!
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 1, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2010, pp. 37-38)