¡Apártate de los que juzgan a los demás!
Que tu oído no escuche con deleite las palabras del murmurador, ni tu lengua hable en contra de tu semejante.
Que tu oído no escuche con deleite las palabras del murmurador, ni tu lengua hable en contra de tu semejante delante del que ama la calumnia, para que no pierdas el amor divino y la vida eterna.
No aceptes (en tu alma) las burlas que alguien diga en contra de tu padre espiritual ni recibas a aquel que lo deshonra, para que el Señor no se enfade por tus acciones y no pierdas el Reino.
Cierra la boca del que venga a murmurar en tus oídos, para no cometer con él un doble pecado: que te acostumbres a las pasiones que llevan a la perdición, y permitir que el otro venga a ti a hablar mal de su semejante.
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Patru sute de cugetări creștine, Editura Credința Strămoșească, Iași, 1998, p. 53)