La sabiduría cristiana
Es necesario que los cristianos practiquemos la devoción, la perseverancia, el tesón, el sacrificio, la “locura” por Cristo, todo, con el fundamento de la pureza, para que se nos revele el Camino, la Verdad y la Vida.
Una de las virtudes o dones más difíciles de encontrar entre los cristianos es la sabiduría (inteligencia, conocimiento, destreza y pedagogía). Ciertamente, hoy en día se habla con mucha insistencia sobre la necesidad de la sabiduría cristiana. Esta tiene su fundamento en toda la Escritura y en la Tradición. Nuestro Señor mismo nos pide: “Sed astutos como serpientes y mansos como palomas” (Mateo 10, 16). Junto con estas dos nociones —sabiduría y mansedumbre— elimina el ardid, la perfidia, la incorrectitud, la mala fe, la vacuidad y la mala intención.
El llamado a la sabiduría se refiere a la juiciosidad con la que el cristiano sabe: 1) pensar; 2) medir, sopesar las cosas; y 3) proceder, de manera que pueda situarse en la realidad, entenderla e intervenir con destreza.
Una de las principales causas de la crisis que actualmente enfrentan los cristianos, la constituye su misma falta de sabiduría, de conocimiento, de una vigilante observación y de una pronta intervención. Los cristianos no han pensado bien, no han procedido bien, y por eso la Gracia de Dios ha mermado en ellos. Han sido más “sabios” los hijos de la oscuridad. Es necesario que los cristianos practiquemos la devoción, la perseverancia, el tesón, el sacrificio, la “locura” por Cristo, todo, con el fundamento de la pureza, para que se nos revele el Camino, la Verdad y la Vida.
(Traducido de: Ioan Ianolide, Întoarcerea la Hristos, Editura Christiana, București, 2006, pp. 469-470)