Palabras de espiritualidad

Aprendamos a orar sin cesar y con perseverancia

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

En la misma medida que el cielo se diferencia de la tierra, y las cosas celestes de las que hay en el mundo, del mismo modo se diferencia el cuerpo del alma.

Que tu boca susurre con toda fuerza tus oraciones; completa tu canon hasta la última oración, considerando un perjuicio muy grande no consguirlo. Porque, si cuando comes te ves obligado a levantarte para terminar de cumplir con tus responsabilidades, haciéndolo solamente cuando es verdaderamente necesario, ¿cómo habrías de ser más flexible cuando se trata de tu alimento espiritual y de fortalecer tu alma con la oración? Porque, en la misma medida que el cielo se diferencia de la tierra, y las cosas celestes de las que hay en el mundo, del mismo modo se diferencia el cuerpo del alma. El alma es como una imagen del Cielo, porque en ella vive el Señor. Sin embargo, el cuerpo es del mundo, en donde viven los hombres mortales y los seres irracionales. Luego, mide las necesidades de tu cuerpo de acuerdo a tus momentos de oración y desecha cualquier pensamiento que busque apartarte del canon que tienes establecido. Porque, cuando oramos, los demonios acostumbran a interrumpirnos con algo que parecería normal, para apartarnos de los benditos frutos de la oración redentora. No digas, entonces: “¡Ay, mi cabeza! ¡Ay, mi estómago!”, poniendo como testigos de tus dolores a los espíritus impuros, y buscando la forma de suavizar la fuerza de tu vigilia, para irte a descansar. Lo mejor es que tengas también algunas oraciones silenciosas, esas que Dios conoce en secreto y por las cuales habrá de recompensarte enormemente. ¡Lo mejor es que busques vivir en la virtud, para recibir un inmenso tesoro cuando lo necesites en verdad!

(Traducido de: Cartea Ascultării, Editura Sophia: Cartea Ortodoxă, București, 2011, p. 16)