¡Aprende a no juzgar a nadie!
¿Quieres vengarte? Permíteme que te enseñe: ama a tu enemigo y menciónalo en tus oraciones.
Hermanos, en la creación de Dios no hay nada, ni siquiera un tallo de hierba, que sea desconocido para Él. ¿Y acaso a Dios le interesa más un simple tallo de hierba que la humanidad? Entonces, tengamos la certeza de que Él nos ve todo el tiempo. También a nosotros nos pide ser generosos. No juzguemos a nadie, porque solo así podremos ser libres. De lo contrario, no. El problema es que solemos compararnos con los otros: “¡Yo no soy así!”. Te comparas con alguien a quien crees un malvado. ¿Por qué no te comparas con el Santo Apóstol Pedro, o con San Pablo, o con San Siluano el Athonita? ¿Por qué no te comparas con distintos Padres conocidos, que llevan una vida conocida?
Nuestro Señor dice: “Amad a vuestros enemigos, a quienes os hacen el mal”. ¿Quieres vengarte? Permíteme que te enseñe: ama a tu enemigo y menciónalo en tus oraciones. Porque, si te vengas, quedas como deudor de Dios. Si no te vengas, Dios queda como deudor tuyo. Y es mejor así, porque la misma Escritura dice: “¡La venganza es Mía!”.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Ne vorbește Părintele Arsenie, vol. I, Editura Mănăstirii Sihăstria, 2010, p. 18)