Así es como se alcanza la salvación del alma
Lo único que nos salva es, pues, la fe correcta y la obediencia a la Iglesia, demostrada con nuestra oración y nuestro amor a Dios y a los demás.
Esto dice San Juan Damasceno, refiriéndose a los difuntos que no tienen ningún familiar ni nadie que practique la caridad o que ore por ellos en la Divina Liturgia: “El Señor, siendo muy Misericordioso, se apiadará de todo lo creado por Sus manos, a excepción de aquellos que hayan pisoteado la verdadera fe”.
Entre quienes se salven y quienes serán condenados habrá tanto ricos como pobres, sabios e ignorantes, señores y siervos. La fe salva, en tanto que el descreimiento lleva a la perdición eterna. El hombre de fe recibe el perdón de sus pecados en este mundo y, después de morir, con la intercesión de la Iglesia y sus familiares. Al contrario, al que no crea no se le perdonará, ni en este mundo ni en el siguiente, como dijo el Señor. Lo que tenemos que entender con esto es que no cualquier fe o creencia nos salvará, porque también los demonios creen, e incluso se estremecen, pero no hacen la voluntad de Dios. Lo único que nos salva es, pues, la fe correcta y la obediencia a la Iglesia, demostrada con nuestra oración y nuestro amor a Dios y a los demás.
(Traducido de: Părintele Mitrofan, Viața repausaților noștri și viața noastră după moarte, Editura Credința strămoșească, Petru Vodă – Neamț, 2010, p. 234)