Así se reconoce al hombre de fe
Es aquí donde se conoce el verdadero valor del creyente. Es decir, ser juzgado por tu hermano y apartarte a otro lugar, pidiéndole a Dios que le conceda la salvación de su alma.
Solamente Cristo, Quien está libre de todo pecado, es la Luz. “¡Cristo mío, no te vayas de nuestros corazones!”. Sin embargo, para eso se requiere de la bondad. Tienes que aprender a alegrarte cuando seas juzgado por los demás. Ser juzgado es bueno, porque es como ponerle sal a la comida. Solo entonces te das cuenta de si eres capaz —o no— de perdonar al otro. Es aquí donde se conoce el verdadero valor del creyente. Es decir, ser juzgado por tu hermano y apartarte a otro lugar, pidiéndole a Dios que le conceda la salvación de su alma.
(Traducido de: Ca aurul în topitoare. Viața mucenicească a unui Iov al zilelor noastre: Anastasie Malamas, Traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2012, p. 39)