Asumir el dolor para que nos dé frutos
¡Si dejas de lamentarte, si te presentas frente a Él y decides asumir Su actitud frente al dolor, todo cambiará!
¿Por qué Dios te deja gritar de dolor? Porque te ama. Si pones atención al silencio que hay en los ojos de Su ícono, escucharás que Él conoce, con Su propio cuerpo, el dolor que sientes. Sólo que no asume la misma actitud que tú. ¡Él siente piedad por tí, pero tú no! Él, por Su amor y Su misericordia, vino a nosotros, viene a tí, para demostrarte que tu dolor puede ser vivido de otra manera, sin protestar, sin acusar y sin culpar a los otros, a tí mismo o a Él. Tú, que eres inclemente contigo mismo, debido a que quieres que las cosas sean como tú lo deseas, eliges siempre soluciones que encienden más el sufrimiento, oscurecen la mente y envenenan la vida. ¡Si dejas de lamentarte, si te presentas frente a Él y decides asumir Su actitud frente al dolor, todo cambiará!
Te parece que Sus mandamientos son colosales y muy difíciles de cumplir… Pero son simplemente la fuerza que te falta ahora para poder vivir de la forma que Él nos pide. Por ejemplo: no puedes dejar de quejarte cuando alguien te hace algo malo, porque no sabes hacer otra cosa y no has aprendido a estar atento al dolor de los demás y sentirlo como tuyo. Como remedio para este defecto, el Señor te ordena: “¡Bendice al que te hace el mal! ¡No juzgues!”. Obrando así, sin el placer con el que “haces lo que puedes”, descubrirás que vas dejando de lamentarte y que el dolor se convierte en otra cosa para ti.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Gânduri din încredințare, Editura Doxologia, Iași, 2012, pp. 46-47)