Ayudando al desarrollo de nuestros hijos
Démosles la posibilidad de acostumbrarse gradualmente a las nuevas situaciones que tengan que enfrentar y de actuar a su propio ritmo.
De los padres depende, en gran medida, cómo se desarrollará el niño, si será irascible o nervioso, si su herencia negativa se acentuará o no en él. Los psicólogos aconsejan respetar las siguientes reglas:
1. No comparemos a un niño con el otro y no exageremos sus fracasos. Al contrario, debemos resaltar sus progresos, elogiar sus virtudes y creer fuertemente en ellos, haciéndoles sentir esa confianza.
2. No los apresuremos, dándoles “un empujoncito” para todo. Démosles la posibilidad de acostumbrarse gradualmente a las nuevas situaciones que tengan que enfrentar y de actuar a su propio ritmo. El niño tímido y débil necesita más tiempo para conocer, observar y entender las nuevas normas de cualquier situación desconocida, trátese de una nueva escuela y nuevos compañeros, de un maestro nuevo, o de un cambio de casa. El niño se tranquilizará, convenciéndose de que nada malo le va a pasar.
3. No obliguenos a nuestro hijo a ser “valiente”. Los obsequios y observaciones, en este caso, son inútiles. Las intranquilidades del niño son irracionales por su propia naturaleza, ya que él vive en un mundo de sensaciones e imágenes, no siempre sanas. Por eso, convencerlo de que “no es nada grave”, es inútil. El miedo se vence con la ternura y el afecto de mamá y papá. Es mejor conversar con él para descubrir si aquella situación es tan terrible y encontrar, así, sus cualidades positivas, para “amigarnos” con ella.
4. No les gritemos y no alcemos la voz a otras personas, si ellos están presentes. El niño debe sentir que es aceptado y apreciado. Pero esa aprobación no se demuestra solamente recompensándolo por sus éxitos, sino especialmente con nuestro amor. Las rígidas exigencias y la severidad, por ejemplo, cuando obtiene malas notas en la escuela, no hacen sino provocar traumas, si el niño es demasiado sensible.
5. Creemos situaciones en las que el niño pueda demostrar su talento y capacidad, para merecer el respeto de los otros. Por ejemplo, podemos organizar pequeñas fiestas en casa, invitando a sus compañeritos de clase. Sabiéndose en un ambiente familiar y confortable para él, el niño tímido actuará con soltura, lo que hará que sus amigos y compañeros lo perciban tal como es.
6. Ofrezcámosle la posibilidad de tomar la iniciativa, de decidir y resolver sus problemas. Con todo, es peligroso dejarlo solo ante ciertos problemas para los aún que no está preparado. Como se dice, la experiencia de los fracasos y las derrotas te pone los pies sobre la tierra, mientras que la experiencia de las victorias y los éxitos te da alas. El niño débil debe ser ayudado a extender sus delicadas alas. Es bueno, en todo caso, contar con el apoyo de un profesional en la materia.
No es bueno involucrar al niño retraído en juegos de competencia. Los mejores juegos para él son los que ayudan al desarrollo de sus capacidades cognitivas, sin medir resultados ni compararlo con otros concursantes. Cada participante es, entonces, premiado de la misma manera.
(Traducido de: Konstantin V. Zorin, Genele și cele șapte păcate capitale, Editura Sophia, pp. 142-143)