Palabras de espiritualidad

¡Atención, hermano, no juegues con la misericordia de Dios!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Este es el más engañoso de todos los ardides del demonio, aunque parezca una cosa insignificante. ¿Por qué? Porque si materializamos lo que nos susurra el maligno, estaremos cometiendo una falta gravísima: pecar esperando la misericordia de Dios.

¡Estemos atentos a no adentrarnos en algún camino peligroso, hermanos! El Señor devuelve Sus misericordias a aquellos que se arrepienten, para que los pecadores no caigan en la desesperanza, pero el maligno transforma esto en tentación, musitando a oídos del penitente: “No pasa nada… Caíste, sí, pero Dios te devolvió todo. Entonces, ¿qué te detiene de pecar otra vez? Como has podido comprobar, no pasa absolutamente nada, porque después te arrepentirás y Él te dará nuevamente Su perdón y todo lo demás”. Este es el más engañoso de todos los ardides del demonio, aunque parezca una cosa insignificante. ¿Por qué? Porque si materializamos lo que nos susurra el maligno, estaremos cometiendo una falta gravísima: pecar esperando la misericordia de Dios.

Ciertamente, la misericordia de Dios es infinita, pero nosotros somos limitados, finitos… y podemos llegar a un punto en el cual tendremos que arrepentirnos y compungir nuestro corazón por nuestras constantes faltas. Mas, sin este arrepentimiento, no habrá en nosotros un vaso que pueda recibir la piedad divina. Entonces, hermanos, les suplico que tengamos todo esto presente en nuestros pensamientos y en nuestro corazón, trabajando nuestra salvación con temor y estremecimiento.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulSfaturi înțelepte, traducere de Cristea Florentina, Editura Cartea Orodoxă, pp. 372-373)