He aquí una exhortación válida para todos: “¡Atrévete, levántate! ¡Él te llama!”. .

En estas palabras se resume el Evangelio. Siempre he pensado que, si pudiéramos condensar el Evangelio en una frase, en un lema que invite a la acción, en algunas palabras que representen a todo el Evangelio y a cada Evangelio, las más adecuadas serían: “¡Ánimo, levántate! ¡Él te llama!” (Marcos 10, 49).

Este es el propósito del Evangelio: enseñarnos que nuestro Señor Jesucristo nos llama para darnos confianza y cambiar nuestra forma de vida, a una dedicada a Él.

¡Ten confianza! Si tienes confianza, actúas. ¿Qué haces? Te despiertas, te levantas. Esto se fortalece por el hecho que nuestro Señor Jesucristo es Quien nos llama a todos, cuando dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso”. Hay otra frase, “El Maestro está ahí y te llama” (Juan 11, 28), palabras dirigidas a todo hombre (esto fue lo que le dijo Marta a María, cuando Cristo vino a resucitar a Lázaro, hermano de ambas). También estas palabras podrían ser el eslogan del Evangelio.

¡El Maestro está aquí! ¿En dónde? ¡En el Evangelio!

¡Y te llama!

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Pentru cealaltă vreme a vieții noastre, Editura Deisis, 2001, p. 270)