¿Aún tenemos hambre de Dios?
En cada Divina Liturgia, el Señor viene a nosotros y nos invita a acercarnos, con temor y estremecimiento, al Medicamento de la inmortalidad, ¡pero muchos preferimos permanecer impasibles, en la comodidad de nuestro lugar!
Creo que tenemos que entender y utilizar el don de Dios, que es Su Gracia, Su energía no-creada, por medio de la cual no solamente podemos sanar y aprender a amar y a tener relaciones virtuosas, sino que también podemos deificarnos. Porque ese es el propósito de nuestra vida, ¿no? Concentrémonos en este propósito, situemos ahí nuestro tesoro, y nuestro corazón sanará. No nos asustemos, porque no podremos vivir como nuestros grandes santos, pero sí que podremos vivir en su espíritu.
Me asombra la falta de juicio que solemos mostrar muchos de quienes nos hacemos llamar ortodoxos, sobre todo, los “practicantes”, dejando todo a la infinita bondad de Dios. En cada Divina Liturgia, el Señor viene a nosotros y nos invita a acercarnos, con temor y estremecimiento, al Medicamento de la inmortalidad, ¡pero muchos preferimos permanecer impasibles, en la comodidad de nuestro lugar! Y el Señor se va, regresa al Santo Altar y se deja “consumir” por el sacerdote que oficia, quien vuelve “lleno” a su casa, en tanto que los demás regresan vacíos… ¡Y después nos asombra por qué no cambia nada en nuestra vida!
¿Qué podemos hacer? Una vez más: estar atentos a nosotros mismos. Descubramos el hambre interior que nos roe a todos. Es el hambre de Dios, de la Vida. Si le prestamos atención conscientemente, esa hambre crece en nosotros hasta derribar el “muro” que nos separa del Santo Cáliz. Lo importante es que nuestro anhelo sea vivo, que sea nuestro, de cada uno de nosotros: tanto del sacerdote que oficia como del fiel que participa en la Liturgia. ¿No tenemos ese anhelo? ¡Es sólo una idea errada! Lo tenemos, sí, pero está enfermo, está fragmentado en todos esos deseos que tenemos de salud, riqueza, poder, placer, etc.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Doamne, unde-i rana?, Editura Doxologia, Iași, 2017, pp. 113-114)