Palabras de espiritualidad

Ayunando, Elías consiguió todo esto

  • Foto: Stefan Cojocariu

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Para ablandar el áspero corazón de los necios, prefirió sufrir con ellos. Por eso fue que dijo: “¡Vive el Señor, Dios de Israel, a cuyo servicio estoy! En estos dos años no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga (I Reyes 17, 1).

El ayuno le ayudó a Elías a ver cosas inefables. Al haber purificado su alma con cuarenta días de ayuno, Elías se hizo digno de ver al Señor en la cueva del monte Horeb, desde luego, en el modo en que el hombre tiene permitido verlo a Él (I Reyes 19, 8-13).

También por medio del ayuno revivió a un niño, de modo que, ayunando, se hizo fuerte aún sobre la muerte (I Reyes 17, 22). Una voz brotando de una boca que ayunaba cerró los cielos sobre un pueblo infame durante tres años y seis meses (I Reyes 18, 1).

Y, para ablandar el áspero corazón de los necios, prefirió sufrir con ellos. Por eso fue que dijo: “¡Vive el Señor, Dios de Israel, a cuyo servicio estoy! En estos dos años no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga (I Reyes 17, 1). Así fue como Elías hizo que todo aquel pueblo ayunara para enmendar su conducta, tan pervertida por los deleites y el desenfreno.

(Traducido de: Sfântul Vasile cel Mare, Omilii şi cuvântări, omilia I despre post, VI, în col. PSB, vol. 17, p. 351)

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