Cómo actuar ante los elogios y las injurias
Hijo, permanece atento a los elogios desmesurados y a los descréditos excesivos, considerándote siempre más pequeño que los primeros y más grande que los segundos, para que no te veas volar sin tener alas, y para no perderte sin esperanza alguna.
En este mundo somos como mercancías puestas a la venta. Algunos comerciantes nos ponen un precio muy elevado, otros lo reducen casi a la nada. Los elogios y las reprobaciones de los demás siempre dividen nuestra alma en dos: con una mitad nos alegramos por los elogios y con la otra nos entristecemos; con una mitad nos atribulamos por las difamaciones, mientras que con la otra nos alegramos, porque sentimos, en las profundidades secretas de nuestra mente, que tanto los elogios como los insultos no son la última palabra sobre nosotros.
Entonces, hijo, permanece atento a los elogios desmesurados y a los descréditos excesivos, considerándote siempre más pequeño que los primeros y más grande que los segundos, para que no te veas volar sin tener alas, y para no perderte sin esperanza alguna.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Ed. Predania, București, 2009, p. 22)