—¿Cómo ayudar a nuestros hijos a que sientan la realidad de Dios? ¿Cómo hablarles de Dios?

—Nuestra línea de comportamiento en estas cuestiones debe ser, en general, la misma que en el resto de nuestras actitudes referentes a la educación de nuestros hijos. No es necesario seguir métodos especiales o indicaciones determinadas para el esposo o la esposa, leyendo no sé qué libros. La experiencia de vivir a Dios se obtiene personalmente, incluso por parte de los niños, porque nadie puede orar en su lugar y nadie podría escuchar por ellos las palabras del Evangelio, así como fueron atendidas durante ya dos mil años, por parte de millones de cristianos ortodoxos.

Por otro lado, el niño puede ser ayudado si se le acerca a Dios. Por eso, como padre o madre de familia, lo que debes hacer es vivir junto a él como un cristiano ortodoxo (verdadero), sin parecer falso y sin olvidar que podemos perturbar a nuestros propios hijos o, al contrario, ayudarlos a elegir lo que consideramos que es importante en la vida. Todo lo demás son puros detalles. Leyendo la vida de los santos podemos encontrar muchísimos episodios relacionados a la forma de sentir a Dios, aún desde la infancia. Esta experiencia particular es, desde luego, muy valiosa.

Lo más importante, por tanto, en la educación de nuestros hijos para la vida en Dios, es que nosotros mismos sepamos vivir cristianamente.

(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Familia – ultimul bastion: răspunsuri la întrebări ale tinerilor, traducere din limba rusă de Eugeniu Rigoti, Editura Sophia, București, 2009, p. 192)