Cómo destruir eficientemente a su hijo
Cuando comience a hablar feo y a insultar, ríanse de ello. Así le harán entender lo “despierto” que es.
Aún desde pequeño. no rehúsen darle lo que les pida. Dénle todo lo que desee, todo lo que exija, sobre todo cuado llora. De esta manera, crecerá pensando que todos le deben todo y que tiene solamente derechos.
- Cuando comience a hablar feo y a insultar, ríanse de ello. Así le harán entender lo “despierto” que es.
- No le digan nunca: “¡Eso no se hace!”. Esa expresión la usan sólo los padres anticuados. Cuando crezca y tenga que enfrentar lo duro de la vida o le suceda algún inconveniente, estará convencido que la sociedad es injusta con él.
- Recojan todo lo que deje tirado por todas partes, libros, ropa, zapatos... Nunca le digan “¡Recógelos, pon todo en orden!”. De esta manera, crecerá creyendo que su mamá es su sirvienta y que todos los demás son los responsables de todo.
- Déjenlo que vea cualquier cosa (sobre todo en la televisión), que lea de todo, sin ni siquiera orientarlo. Claro, ¡su hijo es un genio y ya sabe discernir! ¡Qué educación tan vasta recibirá!
- No le den ninguna clase de educación espiritual. Háblenle con sorna de las cosas de la fe, de la Iglesia, de los sacerdotes y de los que creen. Cuando el niño crezca, “podrá elegir él solo”.
- Dénle grandes cantidades de dinero para que lo gaste, no sea que se sienta menos que los otros niños y “que no le falte lo que a nosotros nos faltó a su edad”. Cuando crezca, estará convencido que el valor de las personas se mide sólo por el dinero que tienen, indiferentemente de la forma en que lo hayan ganado.
- Nunca le digan “¡Haz ésto!” o “¡No hagas tal cosa!”, porque podrían hacer que se sienta presionado, sin respetarle su libertad y personalidad. ¡Hasta le podrían provocar algún trauma psíquico! Cuando crezca, creerá que la vida se trata solamente de dar ódenes y nunca escuchar a los demás.
- Discutan, insúltense, acúsense uno a otro frente a los niños sin ninguna clase de verguenza (Tranquilos, no les provocarán ningún trauma psíquico). Cuando a ellos les llegue el momento de casarse, todo eso les parecerá normal.
- Cuando comience a descubrir los placeres del cuerpo y se enmarañe en sus redes, hagan como si no se dan cuenta de ello. No le hablen del tema, no lo guían, no lo aconsejen. Déjenlo que resuelva solo sus problemas, ya que “así es natural”.
- Defiéndanlo siempre ante sus maestros o vecinos. Ni se les ocurra pensar que su “angelito” es capaz de hacer travesuras o desmanes. Enfádense con los que intenten llamarle la atención serenamente y con buenas intenciones. Se trata sólo de unos envidiosos y calumniadores.
- Cuando les toque ir a la delegación de la policía, en donde permanece bajo arresto por haber robado algo o por consumir drogas, gritenle airadamente que es un mal hijo, un bandido, que ustedes se han sacrificado por su bien, sin conseguir hacerlo entrar en razón. De esta manera, ustedes quedarán libres de toda culpa y justificados frente a los demás.
Finalmente, ¡prepárense para tener una vida llena de dolor y tristeza, porque la obtendrán!
(Traducido de: Irineu - Episcop de Ecaterinburg şi Irbitk, Mamă, ai grijă! : Călăuziri pentru creşterea şi educarea ortodoxă a copiilor, Editura Bunavestire, Bacău, 2001, p.33)