¿Cómo orar cuando no tenemos tiempo?
Oremos breve y frecuentemente, cuando nuestro programa de actividades sea muy exigente. Y Dios, viendo nuestra perseverancia y nuestro amor por esa pequeña oración de cinco minutos, mantendrá Su gracia sobre nosotros mientras estemos ocupados.
¿Qué forma de oración recomienda a las personas que tienen un programa de actividades muy exigente: escuela, facultad, trabajo...?
—Breve pero frecuente. Simple. ¿Cuándo? ¿No tienes tiempo? Todos tenemos tiempo cuando salimos a comer. Entonces, antes de comer, cinco minutos, ¡cinco minutos...! Créanme, hasta la oración que decimos antes de comer, el Padre Nuestro, es buena... Pero, ¿es difícil sumarle un “Dios Rey Celestial”? Concéntrate y háblale así a Dios: “Oh, Rey Celestial, Consolador...”
Dilo con todo tu amor y todas tus fuerzas, sabiendo que no tienes mucho tiempo para orar. Agradécele luego a Dios por los alimentos que estás consumiendo y, mientras lo haces, repite, “Señor, pierdo el día inútilmente, pero Tú me sigues dando qué comer, me sigues ofreciendo Tus bondades”. Pensamientos buenos, pensamientos de oración.
Luego, al terminar de comer, agradécele a Dios. ¿Aún tienes cinco minutos? ¡No corras! ¿Por qué corres? ¿A dónde vas con tanta prisa? Deténte cinco minutos y si tienes a la mano un Salterio, lee al menos un salmo. ¿No lo tienes? ¿En dónde lo dejaste? Creo que en el Lavsaicon hay un pequeño relato sobre un labrador que tenía un Salterio en uno de los extremos de su huerto y, al arar, cada vez que llegaba a ese punto, leía un salmo, para luego recomenzar la tarea.
¿Entienden? No se necesita hacer mucho a la vez, si tenemos demasiado trabajo. Y Dios, viendo nuestra perseverancia y nuestro amor por esa pequeña oración de cinco minutos, mantendrá Su gracia sobre nosotros mientras estemos ocupados.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, pp. 33-34)