¿Cómo podemos luchar contra el pecado del orgullo?
El que controle su lengua frente a su prójimo, no se enaltecerá frente a éste, no lo contradirá, no intentará convencerlo de quién sabe cuántas cosas, no intentará salirse siempre con la suya, pensando que tiene la razón.
Con humildad, con obediencia. Deja de hablar mal de los demás, de contradecir a otros. Ahí es donde empieza la lucha. Hoy un poquito, mañana otro poquito, porque en vano agachas la cabeza, en vano haces muchas otras cosas, si en todo buscas satisfacer tan sólo tu propia voluntad.
Si intentas, a toda costa, convencer al otro de que tú tienes la razón, nunca lograrás escapar del orgullo, porque no sabes abstenerte de hablar. El Santo Apóstol Santiago dice: “El hombre que sabe dominar su lengua es tan perfecto como si dominara todo sus sentidos”.
El que controle su lengua frente a su prójimo, no se enaltecerá frente a éste, no lo contradirá, no intentará convencerlo de quién sabe cuántas cosas, no intentará salirse siempre con la suya, pensando que tiene la razón.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2014, p. 61)