Cómo prepararnos para recibir el gozo de Dios
Entonces dejaremos de enfadarnos, de irritarnos y de juzgar a los demás, porque aceptaremos a todos con amor...
¡Estemos atentos! Recordemos aquellas palabras: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. No sea que se entere el maligno. Vivamos en el Paraíso sin que el maligno lo sepa y nos envidie. No olvidemos que el demonio es también muy envidioso.
Por esta razón, debemos prepararnos para guardar los mandamientos de Dios. Debemos apartar las pasiones, la tendencia a juzgar a los demás, la ira y otras cosas semejantes. Todo, con serenidad. Es decir que no debemos golpear directamente al mal, sino que, despreciando las pasiones, tenemos que volver al amor a Dios. Regocijémonos y reencontrémonos en los himnos, en los troparios a los santos y los mártires, en los Salmos de David. Estudiemos la Santa Escritura y a los Padres de la Iglesia. De esta forma, nuestro corazón se ablandará, se santificará y estará listo para recibir lo que Dios quiera decirle.
Poco a poco vendrá a nosotros la Gracia. Y nos llenaremos de alegría. Empezaremos a vivir en paz y después nos haremos más fuertes por medio de la Gracia Divina. Y entonces dejaremos de enfadarnos, de irritarnos y de juzgar a los demás, porque aceptaremos a todos con amor.
(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, p. 210)