A veces no es fácil “ganarnos” a nuestro semejante. Por eso, cuando te encuentres con alguien que te hizo el mal, no finjas estar enojado, pero tampoco busques su compañía, porque te podría agraviar aún más. Lo fundamental es no alimentar el enojo en contra de tu hermano. Es mejor mantener la sonrisa en tu rostro y seguir ofreciendo tu amor a todos sin excepción. Hay unas palabras que dicen: “Con vuestra paciencia os ganaréis vuestras almas”, es decir que las liberaremos. Entonces, lo que tienes que hacer es ser paciente y dejar que el otro se vaya en paz. Indulgencia… Pero, para poder ganar experiencia, debe haber alguien que se te oponga y te ayude a practicar esto que te digo. Solo entonces la comida se hará gustosa. Es decir, pones un poco de sal (paciencia), y la comida adquiere un sabor agradable.

(Traducido de: Anastasie Malamas, Ca aurul în topitoare. Viața mucenicească a unui Iov al zilelor noastre, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2012, p. 30)