La oración debe hacerse en el lenguaje más directo posible. Recuerdo que el padre Sofronio nos contó que alguien se le acercó a preguntarle: “¿Cómo debo orar?”. El padre desconocía, en ese momento, que aquella persona, de religión anglicana, había buscado antes esa misma respuesta en muchos sacerdotes y padres espirituales ingleses y de otros países, recibiendo casi siempre como réplica: “Página 35, cuarto párrafo, libro X”. Así, al expresarle su inquietud al padre Sofronio, aquel individuo pensaba: “Si este archimandrita me da la misma respuesta que los otros, mejor voy a renunciar a todas estas ideas, de Dios y la oración, para siempre“.

Entonces, el padre Sofronio le dijo: “No es necesario ser protocolarios con Dios. Simplemente, vacía tu alma ante Él”. Desconozco el resto de la conversación, pero sé que aquella persona encontró una forma de oración tan fuerte, que muchas noches se pasaba horas enteras con la frente pegada al suelo, llorando por la intensidad de sus plegarias. ¿Que si siguió practicando el anglicanismo? No, desde hace muchos años se convirtió a la Ortodoxia.

Quisiera terminar con unas palabras de nuestro Señor, que también me repito a mí mismo: “Ve y haz tú lo mismo”.

(Traducido de: Celălalt Noica. Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de câteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, Ediție îngrijită de pr. Eugen Drăgoi și pr. Ninel Țugui, editura Anastasia, 2009, p. 78)