Con la Liturgia volvemos a vivir el sacrificio de Cristo
Todo esto lo tenía contemplado Dios en Su inmenso amor por nosotros, porque la Divina Liturgia no es una simple evocación (como dicen algunos que, de hecho, no tienen ni liturgia), sino que es volver a vivir lo que Cristo hizo por nosotros.
Cristo es la garantía de nuestra resurrección, porque, si resucitó, después ascendió a los Cielos, y desde ahí nos envió al Espíritu Santo. De este modo, todo el problema de la humanidad ha quedado resuelto. Esto es lo que celebramos nosotros cada año, cada domingo, cada día, cada Divina Liturgia.
Para los contemporáneos con Él, la presencia de Cristo fue como un favor; es posible que también nosotros nos hayamos sentido tentados a pensar en lo bien que nos habría hecho vivir ahí y ver a Cristo en persona, y que también Él nos viera a los ojos… o sencillamente tocar Su manto. Todo esto lo tenía contemplado Dios en Su inmenso amor por nosotros, porque la Divina Liturgia no es una simple evocación (como dicen algunos que, de hecho, no tienen ni liturgia), sino que es volver a vivir lo que Cristo hizo por nosotros.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soț ideal, soție ideală, Editura Anastasis, 2001, pp. 61-62)