Con oración y con fe, alejamos el obrar del maligno en nuestra vida
No nos perturbemos por causa de las tentaciones, ni nos asombremos por el atrevimiento del maligno, sino que, siendo perseverantes en la fe y en la oración, y recibiendo la ayuda divina, alejemos las obras del astuto en nuestra vida.
Grande es el hombre que crece interiormente, avanzando en la virtud. Sú único temor es el pecado, lo mismo que el elefante le teme a los roedores, porque “castigo mi cuerpo y lo tengo bajo control, no sea que después de predicar a otros yo me vea eliminado.”(I Corintios 9, 27).
No sólo cuando el mundo esté cerca de su fin, blasfemará el diablo en contra del Altísimo, como dice el Señor; aquí y ahora, cada pensamiento nuestro, contrario a Dios, a Su creación y a los Santos misterios de Cristo, es enviado por el astuto. No nos perturbemos, pues, por causa de las tentaciones, ni nos asombremos por el atrevimiento del maligno, sino que, siendo perseverantes en la fe y en la oración, y recibiendo la ayuda divina, alejemos las obras del astuto en nuestra vida.
(Traducido de: Sfântul Ioan Carpatiul, Capete de mângâiere, în Filocalia IV, traducere din greceşte, introducere şi note de Pr. Prof. Dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2000, p. 131)