Consejo para los recién casados, sobre su relación con las familias de ambos
Jamás encontrarás la paz que busca tu alma, si no encuentras una modalidad más serena de convivencia con padres y cuñados, tías y tíos, sobrinos y sobrinas, etc.
Otro movimiento a estudiar es la relación de los nuevos esposos con sus respectivas familias.
Deseo que tu relación con los parientes de ambos sea cada vez mejor, a medida que pase el tiempo. Desde luego que hay relaciones que avanzan en la dirección opuesta. Y realmente son pocas las personas que llaman a mi puerta, buscando un consejo para este tipo de situaciones.
Muchos de esos problemas provienen de la insistencia de alguno de los cónyuges, de “incensar” infinitamente a su “papito” o a su “mamita”. Por otra parte, hay esposos que siguen alimentando un odio irreconciliable hacia sus familiares, por motivos que tienen su raíz en la educación que recibieron.
Deseo que nunca tengas que enfrentar tal clase de problemas. Si, con todo, no es posible evitarlos, acuérdate de que hay una receta segura: cada vez que te halles en la situación de verte obligado a llamar la atención a tus padres o a tu esposo/esposa, ¡acuérdate de que, para la mayoría de personas, es mucho más importante lo que finalmente no se dice!
Sin embargo, indiferentemente de los sentimientos que nutran por sus padres, es necesario volver, de vez en cuando, a la casa donde cada uno creció. Si las relaciones con sus padres son tensas, usualmente la distancia no es de ningún beneficio. La “amada casita vieja, que siempre olía a albahaca”, puede ayudar a despertar agradables recuerdos.
Pero esto tampoco es suficiente. Y, créeme, jamás encontrarás la paz que busca tu alma, si no encuentras una modalidad más serena de convivencia con padres y cuñados, tías y tíos, sobrinos y sobrinas, etc. Esto es posible, aunque la única paz que puedas alcanzar sea la paz de tu alma.
(Traducido de: Charlie W. Shedd, Scrisori Caterinei. Sfaturi unei tinere căsătorite, traducerea Pr. Constantin Coman, Garoafa Coman, Editura Bizantină, București, pp. 127-128)