Palabras de espiritualidad

Consejos de los grandes padres espirituales para la práctica de la oración

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Quiero que el Señor hable por medio de sus corazones. ¡Quiero que cada corazón se convierta en un trono de Dios, por medio de la “Oración de Jesús”!

El anciano Anfiloquio les decía a las monjas del monasterio: “Lo que quiero es que ustedes sean capaces de fundar verdaderas estaciones de oración en nuestrsa islas. Quiero escuchar la voz del Señor en ustedes. Quiero que el Señor hable por medio de sus corazones. ¡Quiero que cada corazón se convierta en un trono de Dios, por medio de la ‘Oración de Jesús’!”.

El anciano Porfirio decía: “Al orar, hagan también postraciones, aunque esto les produzca algún cansancio. La oración, cuando es acompañada de un sacrificio voluntario, es mucho más agradable a Dios y da muchos frutos”.

El venerable Gerónimo de Egina aconsejaba: “Si tu mente está en Dios, puedes orar, aun estando tendido en tu lecho. Al contrario, si tu mente se dispersa, aunque te postres de rodillas, no sentirás la emoción de la oración, y tus plegarias quedarán sin frutos. No sentirás ningún consuelo y hasta empezará a dolerte la cabeza, porque tu oración no será capaz de ofrecerte alegría alguna”.

En una de sus cartas, el anciano José explicaba: “Si alguien se me acerca cuando oro, escuchará mis plegarias y mis suspiros, y verá las lágrimas que corren por mi rostro cuando pido por todos mis hermanos. Toda la noche oro y clamo: ¡Señor, salva a todos mis hermanos, o bórrame a mí del Libro de la Vida, porque no quiero entrar solo al Paraíso!”.

(Traducido de. IPS Andrei AndreicuțMai putem trăi frumos?, Editura Renașterea, Cluj-Napoca, 2012, pp. 98-99)