Criar a nuestros hijos no queda sin recompensa
Si los padres ponen una buena base para la educación de sus hijos, no quedarán sin recibir una gran recompensa, así como serán castigados los que no sean diligentes en esto.
Criando a nuestros hijos no quedaremos sin recompensa, como ya lo dice el santo apóstol Pablo: “Si hay testimonio de sus buenas obras, si ha criado a sus hijos...” (1 Timoteo 5,10). No es poca cosa ofrecerle a Dios los hijos que Él te ha dado. Si los padres ponen una buena base en la educación de sus hijos, no quedarán sin recibir una gran recompensa, asi como serán castigados los que no sean diligentes en esto. Elí, por ejemplo, perdió su salvación por causa de sus hijos, porque debía haberlos aconsejado. Seguramente algo les dijo, pero no lo que debía decirles. No quiso enojarlos y por eso se perdieron, él y sus hijos.
Escuchen, padres. Eduquen a sus hijos en la doctrina y la severidad del Señor, con mucho cuidado (...)
La juventud es salvaje y, por eso, es necesario tener tantos maestros, supervisores, pedagogos, auxiliares... Sin embargo, cuán agradable es lograr amansarla, porque se asemeja a un caballo que aún no ha sido domado. Y si desde pequeño le damos al niño las primeras normas a seguir, cuando crezca no tendremos problemas con él, porque el hábito se habrá hecho ya una regla para él.
No debemos darles tampoco todo lo que les gusta, ni hacerles daño, privándolos de lo necesario o hacerles el favor sólo porque son niños.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, traducere de Ieromonahul Benedict Aghioritul, Editura Agapis, București, 2007, p. 37)