Cristo, el Dios-Hombre, la cima de la humanidad
La humanidad no es subestimada en su relación con Dios, ni Dios en Su relación con el hombre. Al contrario, el hombre es infinitamente exaltado y glorificado en su vínculo con Dios.
En el Dios-Hombre, Cristo, la humanidad se elevó por primera vez a la cima de la perfección, a la cima que está más allá de todas las cimas. Porque nadie glorifica a la naturaleza humana o a la persona humana como lo hace Cristo. La mayor prueba de fidelidad posible le fue ofrecida a la humanidad en la persona de Cristo. La humanidad no es subestimada en su relación con Dios, ni Dios en Su relación con el hombre. Al contrario, el hombre es infinitamente exaltado y glorificado en su vínculo con Dios.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, Traducere: prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 34)